La bestia de cuernos dorados cayó al remolino y el maestro Artesano, la montaña gigante de decenas de millones de millas, se mantuvo en el aire, mirando el remolino que llevaba a la Tierra de los Extremos.
El maestro Artesano era una montaña gigante de millones de millas de alto, con brazos gigantes. De una mirada parecía tener por lo menos cien brazos gigantes. Además, el rostro de piedra de la montaña tenía un par de ojos enormes.
—Bestia de cuernos dorados —dijo—, no me culpes si quedas atrapada en la Tierra de los Extremos por billones de años —miró al remolino espacial—. Todas estas son instrucciones de visitante en la Cúspide —maestro Artesano suspiró—. Pobrecito.
Los deseos de Visitante en la cúspide siempre serían órdenes para maestro Artesano. Él cumpliría sus órdenes sin dudar.