Valle del Dragón, Laberinto de niebla.
¡Whoosh, whoosh!
Un dragón rojo que llevaba dos figuras salió del Laberinto de niebla. Una vez fuera del laberinto, las dos figuras saltaron de la espalda del dragón y comenzaron a correr por la cordillera de Korora. Uno de ellos, una sombra negra, se extendía por el suelo mientras era seguido de cerca por una forma de luz pura flotando a tres metros del suelo. Desde dentro de la luz, sonó una voz:
—Eugene, sé lo que estás pensando. Los dragones están debilitados, y estás planeando algo en el norte, ¿verdad?
—¡Halino, deja de meter la nariz en mis asuntos todo el tiempo! Voy a llegar a un acuerdo con ese advenedizo Morfeo. Soy capaz de ser moderado, ¿sabes?
