La Torre de Mago de Bale, en la sala principal del primer piso.
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—Cuatro pergaminos, cinco pergaminos, cuatro pergaminos... Zach, ¿por qué solo entregaste tres pergaminos? —preguntó Warwick, viendo fijamente al simple y honesto aprendiz que estaba delante de él, mientras se masajeaba la sien.
—Tuve una pésima suerte ayer. Cometí el mismo error tres veces seguidas, así que no me atreví a continuar después de eso.
En el proceso de preparación de los pergaminos mágicos, cometer una serie de errores era una señal de cansancio. Eso significaba que la concentración de uno ya no era sostenible. Cuando esto ocurría, lo mejor que se podía hacer era soltar la pluma y tomar un descanso. Si te obligabas a seguir trabajando, era probable que ocurrieran accidentes.
Esta era una valiosa lección transmitida de generación en generación. En la magia, uno debía tomar todas las precauciones porque la imprudencia era la principal causa de los accidentes.