La inspiración en la mente de Link era fugaz como un pez nadando. Quería atraparlo, pero seguía nadando alrededor, escabulléndose de sus manos.
Gretel dudaba, pero Link no podía explicarlo. Persiguió el fragmento de luz en su mente mientras murmuraba instintivamente:
—Espera, espera, déjame pensar.
Gretel realmente no le creyó, pero ella tampoco interrumpió sus pensamientos. Ella comenzó a recoger los fragmentos en el suelo con la Mano del mago. Link miró el líquido y los fragmentos por todo el suelo. La inspiración volvió corriendo. Estaba mucho más claro ahora, pero cuando Link trató de decirlo en voz alta, no pudo averiguar cómo explicarlo.
Después de pensar un poco, decidió sacar sus notas mágicas. Se dirigió a una ventana y se fue a trabajar. Al principio, Link solo quería calcular la alquimia específica de maná. Mientras escribía, sus pensamientos siguieron la guía de ese fragmento de inspiración y flotaron a un territorio muy extraño.
