Debido a la influencia del aura del Vacío, la visibilidad en el bosque era extremadamente mala. Por aquí y por allá había manchas moradas oscuras que bloqueaban la luz.
El viento aullaba al soplar por el cañón. Era el único sonido que se podía escuchar. El canto de los pájaros que solía rodear el bosque ya no se podía escuchar.
—¡Ayuda! ¡Ayúdenme! —persistía el grito de ayuda que provenía de una voz aguda y penetrante difícil de olvidar.
Felina ignoró la voz deliberadamente, pegándose las manos a los oídos y caminando hacia adelante. Tenía miedo de que Link se entrometiera y le advirtió: —No la escuches. Tampoco tiene sentido que te cubras los oídos. Igual escucharás el sonido dentro de tu corazón.
Al ver la cautela de Felina, Link se puso en alerta máxima. Siguió de cerca a Felina, vigilando los alrededores en caso de que los fueran a emboscar.
Después de caminar unos 10 metros, sintió que algo andaba mal.