Bosque Girvent
—Maestro, quedan cuatro —susurró un caballero no muerto.
Un mago de túnica negra miraba silenciosamente a su lado. Parecía extremadamente ordinario por sus rasgos. No había ni un velo de aura negra que lo rodeara ni un par de ojos inyectados en sangre despiadados. Lo único peculiar de él era el color de su piel. Era de un blanco enfermizo y tenía una especie de acabado mate, por lo que parecía un cadáver. Había un espacio vacío a unos cientos de metros de ellos. En el espacio abierto había un mago Elfo oscuro y tres ghouls amontonados en un círculo. En medio de esos dos grupos estaba su objetivo, la Elfa oscura de sangre mixta Alloa.
