—¡Genial! ¡La apuesta dio sus frutos! ¡Realmente es un tesoro dejado por esa gran existencia! —sintió una emoción inmensa por dentro. Sin embargo, no lo reveló en su rostro, manteniendo una expresión calmada hacia el exterior.
Para sorpresa y cuestionamiento de Fausto, Shi Feng no dio una respuesta. Sólo reveló una sonrisa misteriosa.
—Estimado señor Fausto, me pregunto si puedo comprar esos artículos —preguntó una vez más.
—Hah... tal vez esto también es el destino —suspiró. Luego dijo—: Dado que ya has hecho tu elección, debes usar esa fuerza correctamente. El total es de 1.510 Peces Dorados por los tres artículos.
—Estimado señor Fausto, aquí tiene 1.510 Peces Dorados —entregó los Peces Dorados y recibió los tres artículos a cambio.
Él había obtenido un gran beneficio de ese comercio.
En realidad, él no creía que su suerte fuese tan grande después de su reencarnación.
