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Recibiendo una línea de sangre
Cuando Shi Feng entró al Santuario Divino número 36, los monstruos con los que se encontró fueron, en su mayoría, Jefes. Los escuadrones de patrulla de monstruos que encontró estaban dirigidos principalmente por Señores de nivel 60 y unos pocos dirigidos por Grandes Señores.
Ni siquiera un jugador experto se atrevería a pelear si se encontrara con tales patrullas de monstruos; su única opción sería huir.
Además, las trampas encontradas dentro habían aumentado en cantidad y calidad. Ahora, cada trampa era más que capaz de matar a un jugador al instante. Si los jugadores carecían de la fuerza para hacerles frente en simultáneo con las patrullas, el juego había terminado para ellos.
Para Shi Feng, sin embargo, esos escuadrones no eran ningún problema. Solo que lidiar con las trampas y los monstruos al mismo tiempo le consumía mucho tiempo y resistencia.
