—... Es casi como decir que hay un tesoro sin igual en una ciudad bien protegida, es posible que millones de soldados no puedan derribar la ciudad, pero un ladrón experto podría obtener el tesoro sin sufrir daño.
Cuando Zhao Feng lo dijo, los ojos de todos se iluminaron.
Una luz colorida destelló en los ojos de Ye Yanyu mientras miraba a Zhao Feng con alegría y alabanza.
El plan de Zhao Feng no era muy inteligente, pero su cadena de pensamiento les permitió obtener el resultado al menor precio.
El Árbol Imponente Yao era como un fuerte baluarte e incluso si todos los genios de las tres sectas estuvieran presentes, les resultaría difícil derrotarlo, eso daría lugar a más pérdidas.
Sin embargo, si su objetivo era solo una Fruta de la Esencia del Árbol Yao, no necesitaban matar al Árbol Imponente Yao.