—Un millón.
La encantadora voz hizo que el cuerpo de Zhao Feng se tornara suave y tuviera una sensación de renuencia y cuidado.
Los expertos sentían como si sus corazones se estuvieran derritiendo.
Había un dicho: Los héroes no pueden pasar el desafío de las bellezas.
Sin importar lo poderoso que fuera el héroe, no podían vencer la sonrisa de una belleza.
Además, la dueña de la voz era la mujer más hermosa del País Gran Dosel, la Emperatriz Qin.
—Emperatriz Qin... Finalmente te he encontrado.
Zhao Feng no pudo evitar respirar hondo mientras su figura temblaba ligeramente.
*¡Miao! ¡Miao!*
El pequeño gato ladrón en la Bolsa Espiritual de Mascotas entró en pánico. La Emperatriz Qin había pujado por un millón y actualmente nadie competía contra ella.
Además, según el acuerdo entre Zhao Feng y el pequeño gato ladrón, siempre que el precio excediera un millón, él se detendría.
*¡Poof!*