Esa silueta era, en efecto, Zhao Feng.
Su plan era perfecto; los guardias que lo perseguían habían regresado a la tesorería después de perder su rastro, lo que obligó a Quan Chen a huir con todos los guardias persiguiéndolo.
Zhao Feng había descubierto que todos los objetos de la tesorería estaban protegidos por una formación, que no podía romperse en un corto período de tiempo.
Por lo tanto, decidió atraer primero la atención de los guardias y luego dejar que Quan Chen enfrentara todo el fuego. Gracias a su ojo izquierdo, Zhao Feng tenía el control absoluto.
Tanto en los mercados como en los campos de batalla, nada era más importante que la 'información', y Zhao Feng tenía esta ventaja, que le permitía ganar todas las batallas.