Profundo bajo tierra, Zhao Feng terminó de refinar el brazalete plateado que le había robado al Cuasi Dios Kong Yuan. Después de ponerse el brazalete plateado, Zhao Feng colocó todos los demás tesoros que había tomado dentro.
¡Whoosh!
Zhao Feng emergió de la tierra.
El uso constante del Ojo del Cielo puso una pesada carga sobre él. Si usara toda su energía de alma y de linaje ocular, ya no podría usar el Ojo Espiritual de Dios.
¡Swish!
Zhao Feng desplegó un par de alas doradas y voló hacia el grupo del Dragón Serpiente Negra de la Destrucción.
—Conserven su fuerza. ¡Prepárense para luchar por los tesoros! —La voz de Zhao Feng resonó en sus mentes.