El templo en sí estaba construido en las ruinas. Cuando los dos cruzaron por la maltratada entrada en las ruinas, notaron que los alrededores estaban cubiertos de telarañas y piedras. Este lugar ya había estado abandonado por miles de años.
Una débil aura maligno llenaba sus sentidos. Marvin sintió una amenaza oculta. Inmediatamente miró el templo. En las sombras, una enormearaña los miraba anhelante. Esta clase de araña era aterradora, pues no sólo tenía miles de ojos que cubrían su cabeza como puntos rojos, ¡sino que además tenía dieciséis garras!
La vista de Marvin era muy detallada, así que veía con claridad los afilados dientes como sierras que salían de las patas de la araña. Lo más sorprendente fue que la araña no atacó, a pesar de que parecía querer hacerlo.
—No hace falta vigilarlo. Aunque es el guardián, no nos atacará—dijo Yin.
Marvin se distrajo ante esta acotación.