—¡¿Te atreves a desafiar la voluntad de la Reina de Arañas?! —preguntó Carolina con una expresión desagradable.
Naturalmente conocía la fuerza del Espadachín Diabólico, que se había movido sin limitaciones en el Bajoscuro por cientos de años. Originalmente pensó que el nombre de la Reina de Arañas sería suficiente para detenerlos, pero contrario a sus expectativas, el Espadachín se negó a ceder. Prefería creer en estas personas de la superficie y no estaba dispuesto a formar una alianza con los Espectros Oscuros.