A medida que los ataques se hacían más próximos, Marvin no tuvo mucha elección, así que subconscientemente se enfrentó a los golpes con su daga. No obstante, en esa fracción de segundo, cuando las dagas curvas se tocaron, ¡sintió que su muñeca cedía!
Un mal presentimiento surgió en su corazón. Mientras miraba con sus sorprendidos ojos, la daga que le había obsequiado el Gran Rey de los Elfos hace un tiempo, ¡se rompió!
¡Crac!
Una legendaria daga curva se rompió en cinco pedazos. A pesar de que Marvin reaccionaba con extrema rapidez y esquivaba continuamente, no pudo evitar por completo los feroces ataques de las Espadas de Sodoma.
Una delgada herida apareció en su cintura, y la sangre empezó a manar constantemente de ella. Llevaba una daga en una mano y lucía una expresión grave en el rostro. ¡Este era uno de los enemigos más problemáticos que había conocido desde que había transmigrado!