Una sombra parpadeaba velozmente a través del espeso bosque. Su pequeño cuerpo se movía oculto entre el follaje.
Era de mañana en el Norte. El sol acababa de salir y aún había algo de rocío en los árboles de la Selva Suprema. La Sombra pasaba sobre el rocío sin dejar rastros. Parecía fuera de este mundo.
Observaba orgullosamente los alrededores mientras se escurría. Era información importante, y al regresar recibiría una recompensa. Ese grupo de patéticas Druidas definitivamente no pensaba que un Diablo sería capaz de infiltrarse en su Santuario semi-abierto. Pensando en eso, su orgullo aumentó.
¡Pero de pronto, una poderosa mano sujetó su parte vital!
Intentó escapar usando su velocidad superior, pero el otro lado parecía conocer sus habilidades y le sujetó con firmeza, haciendo imposible su escape.