—Si te atreves a ponerme un dedo encima, ¡morirás! —lo advirtió Hathaway furiosamente.
Sin embargo, su rostro juvenil no parecía muy amenazador. A decir verdad, se veía adorable.
Sencillamente, Marvin no la creía peligrosa. A sus ojos, aunque la Hathaway que tenía frente a él había cambiado, ella seguía siendo la mujer que había decidido encerrarse en las Islas Coral Negro para salvarle la vida.
Poca gente sería capaz de darse cuenta de ello, pero gracias a su Percepción de Amo de la Noche, Marvin había notado claramente que en ese momento Hathaway estaba creciendo a un ritmo acelerado. Era posible que tuviera el aspecto de toda una adulta en pocos días. Marvin suponía que la velocidad de su crecimiento se ralentizaría hasta volverse normal a medida que Hathaway alcanzara cierta edad.
El mensaje del Gran Rey Elfo decía que Hathaway había roto la maldición, pero las cosas podrían no ser iguales. Marvin quería saber qué habría cambiado.