Temprano en la mañana, cuando la primera luz del amanecer llenó Valle Río Blanco, los trabajadores granjeros ya estaban despiertos.
El invierno del Sur había terminado. A pesar de ser mitad de Enero, los rayos del sol ya parecían tibios. Esta temporada era normalmente la mejor para sembrar calabaza. Mientras llenaran un pequeño campo, en tres meses podrían cosechar una enorme carreta de comida.
Pero este año parecía diferente.
El Señor Marvin ordenó que todos los granjeros sembraran ocra. A nadie le gustaba el sabor de esa cosa. En el pasado, sólo en tiempos de hambre elegían cultivar ocra.
La única cualidad positiva de este cultivo era su tenacidad. Pero en este territorio, nadie contradecía las órdenes de Marvin.
Aunque los granjeros eran ignorantes y sin experiencia, no estaban aislados. Ocasionalmente se comunicaban con los aventureros al otro lado del río.
En el campo, dos jóvenes susurraban.