Mientras la Costa de Pambo atraía la atención de todo el Sur, una sombra se movía rápidamente a través del vestigio subterráneo Saruha.
Enfrentándose a esa aparición de combate, Marvin no tenía muchas alternativas, y usó su velocidad más alta para deshacerse de las defensas del contrincante y abrir su núcleo y su tarjeta.
¡Pero esto le tomó no menos de tres minutos!
Marvin lamentaba profundamente el tiempo que había perdido. El hecho de que esa aparición lo encontrara significaba que pronto vendría Masacrador.
Y también estaba Mano Pálida. En definitiva, no podía descuidarse. Regresó a Sigilo y se apresuró a cruzar las rocas.
Todo Saruha había comenzado a derrumbarse. Las rocas caían del centro, y mediante un misterioso poder, un enorme cono ya forzaba su camino a través de la tierra.
—¡Tengo que encontrar rápidamente al Titán Mecánico! ¡De otra forma, el escape se podría dificultar!
Marvin temblaba mientras se apresuraba por la Armería.