Alrededor del altar, habían trazado unas runas negras antiguas, utilizando el Lenguaje de los Dioses Antiguos para extraer el poder de los fantasmas.
Marvin permaneció de pie en el borde del altar. Podía sentir el flujo constante del poder proveniente de las muertes de aquellas criaturas, que era absorbido por el altar. Tal era el poder de un sacrificio ritual.
Una Escama del Dragón Negro flotaba en el centro del altar, custodiada fuertemente por dieciséis Elfos Oscuros. Aunque el Observador Celestial montaba guardia, aún permanecían leales a su tarea.
Si hubiese ido antes, Marvin podría haber temido que sus enemigos se percataran de su presencia, no obstante, con el Broche de Eriksson, sabía que podía caminar unas cuantas veces quisiera alrededor de ellos y aun así no lo encontrarían, pues la fuerza de un Objeto Legendario era inimitable.
