Volteó abruptamente para encontrarse con un demacrado hombre de mediana edad.
¡No había notado su llegada!
—Tú…
Hera tenía una expresión amarga en el rostro, sus manos aferradas a ese hermoso niño.
—Señorita Hera, no esperaba verte de nuevo tan pronto.
Marvin sacó algo de leche de sus raciones y la entregó amablemente.
—¿Te llamas Guy?
—Un niño de esta edad necesita nutrirse.
El pequeño Guy era un niño encantador. Tenía el cabello dorado de su madre.
En un lugar tan caótico como Montaña Rocosa, el cabello rubio puro era inusual.
Hera estaba un poco sorprendida. No aceptó la leche, escondiendo a Guy detrás de ella.
Tenía una expresión cuidadosa.
—Tú, ¿qué buscas?
Sus ojos estaban llenos de confusión y pánico.
Si estuviera sola en su escondite, podría escapar. ¡Pero sería muy difícil llevando a un niño!
Este hombre llamado Robin era muy ágil.