¡Un rugido!
El rugido del oso resonó en el desierto del Valle Río Blanco.
Los aldeanos que habían sido trasladados a la Mina del Norte se asustaron cuando escucharon ese rugido. Ana y los guardias intentaban apaciguarlos.
A pesar de que los sonidos eran aterradores y todos tenían expresiones asustadas, aún había calma en sus ojos. Tenían fe en que su Señor Supremo podría guiarlos a través de cualquier crisis.
Después de la batalla de esta noche, es posible que necesiten reconstruir sus hogares, pero mientras el Señor Marvin esté allí, habría esperanza.
El actual Marvin era alguien que podía crear milagros, a los ojos de los habitantes del Valle Río Blanco.
––Mami, yo también quiero salir a pelear con gente mala con el Señor Marvin ––hizo eco una joven voz desde las profundidades de la cueva.
Venía de una niña linda. Su piel era un poco áspera, probablemente porque nació en un hogar campesino.