Más tarde ese mismo día, en Puerto Tornado, el sol quemaba sobre el mar, haciendo que todo pareciera más tórrido y doloroso.
El grupo de Marvin entró a la ciudad después de pasar por una estricta inspección. De no ser por Marvin, quien había sacado su medalla de Gobernante Supremo de la Alianza de Magos del Sur, probablemente les hubiera sido imposible entrar a la ciudad.
Puerto Tornado ya estaba sumida en el caos: la gente hacía todo lo posible por limpiar los escombros, los padres buscaban a los niños desaparecidos y los guardias recibían tratamiento en silencio. Muchas personas habían perdido a un pariente, hermano o amigo después de aquel desastre del dragón, y otros perdieron un brazo o una pierna.
En cuanto a los soldados heridos, solo podían acostarse y recibir tratamiento médico. Ya era algo mucho mejor que aquellos que habían muerto bajo el Aliento del Dragón Malvado: al menos todavía conservaban sus vidas y la oportunidad de sentirse tristes.