—Héroes, agradezco que hayan aceptado el trabajo, pero, debo preguntar. ¿De verdad tienen lo que hace falta para derrotar al Mago Oscuro?
Ropolly estaba sentado sobre un magnífico trono, haciéndoles preguntas preocupadas a Zhang Yang y Han Ying Xue. Sentada a su lado, estaba una mujer noble, vestida como una gran dama con un grueso vestido y abrigo de piel. Era un poco más joven que el barón. La dama era, probablemente, su esposa.
Zhang Yang asintió.
—Tal vez no sea fuerte, pero tengo un grupo de amigos. Juntos, hemos derrotado a incontables demonios malignos y fuertes. Conde, puede estar tranquilo. Mataremos al mago oscuro del que nos habla.
—Está bien —el Conde Ropolly sonrió, aliviado—. En ese caso, permítanme hacerles mi egocéntrico pedio. Por favor, dense prisa, porque la vida de mi hija de siete años está en sus manos.
¡Ding! ¡El Conde Ropolly tiene una misión para ti: Matar al Mago Oscuro! ¿L aceptas?