Con el todopoderoso pilar que los protegía, el
70%...
—¡Los voy a convertir en carne picada!
Mientras la batalla se prolongaba, los berrinches del jefe se hicieron más frecuentes. Los ataques normales de su hacha se tiñeron de fuerza tan brutal que la corriente de aire que generaba al blandirla causaban daño al golpear a otros.
—¡Qué cara más horrible! ¡Tonto Yu, todo es tu culpa! Era necesario que le saques el yelmo, bueno, míralo bien ahora. ¡Maldita sea! Ya he perdido el apetito…—dijo Han Ying Xue.