—¡Aaaa! —de repente el Gordo Han gritó como perra, como si sus padres hubieran muerto frente a sus ojos. Su grito era miserable.
—Godo de mierda, ¿por qué gritas como animal en celo? El jefe todavía no empezó a tocarte el culo —dijo Zhangg Yang riendo. Los dos ya se habían acostumbrado a bromear entre ellos.
—¡El jefe murió y no dejó botín! —gritó el Gordo Han enojado.
—El jefe todavía no murió… ah, ¿te refieres a Cazacrol? —preguntó Zhangg Yang.
—¡Sí! Logramos vencer a un jefe Mítico y no dejó nada. ¿¡Qué demonios!? ¿Es una broma o qué? —dijo el Gordo Han muy enojado porque el trabajo duro fue en vano.
Zhangg Yang sacudió la cabeza y dijo: —El jefe sólo tenía unos 1.000.000 de HP, el sistema lo puso sólo para subir un poco la dificultad de la batalla. ¿Qué esperabas? ¿Pensaste que matamos un jefe Mítico a pleno? Jajaja.