La siguiente misión también era fácil. Sin embargo, el problema en este caso era la velocidad de aparición. Simplemente eran demasiado pocos Zombis Débiles. Pasaron demasiado cazándolos uno a la vez. Por suerte el juego tenía un sistema compartido de matanza. Si los miembros del grupo no se alejaban demasiado, cualquier Zombi que Zhang Yang mate contaría para el resto del grupo. Lo mismo pasaba con todos. Ahí tuvieron que gastar una hora en matar 20 Zombis Débiles.
—¡Esto me enfurece! —gritó Llovizna. Ella era una chica temperamental. No podía soportar ninguna forma de progreso lento que requiera paciencia.—¡Ash! No me importa lo triste que esté esa niña. Si da otra misión que requiera que corramos por ahí le daré un buen golpe.
10 minutos después.
—Guaaaa... —Llovizna se desplomó.— Ash… Por qué no pude mantener mi decisión… Guaaa… No puedo soportarlo. ¡Mírenla! Está tan triste, ¡ahora yo estoy triste! —lloriqueó Llovizna, fallando en su intento de ser dura.
