—Es un momento complicado. ¿Planea recibirlo, Presidenta Huo? —preguntó despacio Bella.
Huo Mian pensó por un momento y luego asintió.
—Déjalo entrar. Quiero ver que es lo que quiere decirme.
Bella asintió y volteó para abrir la puerta. Luego, un hombre vestido con ropa deportiva de aspecto llamativo entró despacio.
—Presidenta Huo, hace mucho tiempo que no nos veíamos —el hombre sonrió.
—Señor Jiang, ¿cómo se encuentra? —dijo vagamente Huo Mian mientras miraba a Jiang Ye.
—Presidenta Huo, ¿le importa si fumo un cigarrillo?
—Haz lo que desees.
Jiang Ye sonrió y se sentó en el sofá frente a Huo Mian. Sacó una caja de cigarrillos negra y dorada, tomó uno y se lo llevó a la boca.
—Hace más de seis meses que vivo en Ciudad Jing, en realidad no habría regresado si Mo Xue'er no se hubiera metido en problemas.
—Entonces... ¿tratas de implorar piedad por ella? —preguntó Huo Mian con calma mientras lo miraba.