—Estoy bien... Huo Siqian no intentará secuestrarme. No tienes que preocuparte por mí.
—De acuerdo entonces... —Aunque An no quería irse, aún así escuchó a Su Yu y volvió a cuidar de Huo Mian y su familia.
Con el regreso de Qin Chu, Huo Mian había pasado de ser una mujer de hierro a una adolescente tímida. De camino a casa en el espacioso Mercedes, Huo Mian se tomó del brazo de Qin Chu tan fuerte como pudo, preocupada de que él pudiera desaparecer de nuevo si lo soltaba.
—Mami... papá no se irá a ningún lado, no tienes que aferrarte tan fuerte a él —Frijolito no pudo evitarlo y se quejó de eso mientras comía papas fritas.
Qin Chu le dio un pellizco en la mejilla y le sonrió.
—Mami en serio extrañó a papá.
—¿Qué hay de ti, papi? ¿Nos extrañaste a mamá y a nosotras?
—Claro que sí.
—¿Entonces por qué esperaste tanto para volver?
Las palabras de Frijolito dejaron callado a Qin Chu. Pudin, por otra parte, observó a su papá.
