—Mamá... No puedo explicarte todo en un par de oraciones, pero tengo mis propios planes.
Huo Mian no parecía estar de acuerdo con la opinión de su madre, pero tampoco quería tener disputas con ella. Así que, inconscientemente, comenzó a evitar el asunto...
—De acuerdo... Si ese es el caso, no diré nada más...
En realidad, Yang Meirong no estaba decepcionada ya que conocía muy bien a su hija. A veces, cuando Huo Mian era obstinada, daba algo de miedo... No era perfecta. Sí, era una genio, pero aún así su personalidad podía tener defectos.
Como madre, Yang Meirong entendía su situación, pero aún así esperaba que ella y sus hijas pudieran tener una vida mejor. No quería que Huo Mian criara sola a las niñas a tan temprana edad... Cuando ellas crecieran, se marcharían de su casa y tendrían sus propios maridos y sus propias familias. En ese momento, ¿qué haría Huo Mian? ¿Pasar sola el resto de sus días? Al pensar en eso, Yang Meirong se sintió triste...
