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—No te preocupes, no me arrojaré al océano para matarme, ¡solo los cobardes harían algo así! —gritó Huo Mian mientras se metía al mar. Corrió hasta que el agua le cubrió los tobillos.
Gritó hacia el océano tan fuerte como pudo: —¡Huo Mian tienes que ser fuerte!
Su Yu la observaba. Después fue hacia donde estaba Huo Mian y junto a ella gritó: —¡Tienes que ser fuerte, Huo Mian!
Luego se miraron el uno al otro y sonrieron...
Después de descargar un poco, Su Yu y Huo Mian almorzaron algo rápido antes de que ella volviera a GK y una vez más se llenara de trabajo.
Esa tarde, Huo Mian condujo hasta el Hospital de Primer Grado.
Oficina del director Wu.
—Mian, siéntate.
