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—Tonterías, ¿por qué lo condenarían a muerte? No mató a nadie.
—Pero la evidencia concuerda perfectamente —dijo Huo Mian desesperada.
Su Yu se acercó, colocó las manos sobre los hombros de Huo Mian y la giró para mirarla a la cara.
—Huo Mian, resiste. Tienes que ser fuerte en un momento como este. Saldrás adelante.
—Pero estoy exhausta, temo que...
—Aún me tienes a mí... —Su Yu la interrumpió gentilmente, los ojos le brillaban con ternura.
—No temas. Puedes hacerlo. Qin Chu aún espera que limpies su nombre. Aún quedan siete días antes del segundo juicio, tenemos mucho tiempo para encontrar nuevas pistas. Encontraremos un agujero en el plan de Huo Siqian.
—Pero Huo Siqian no es una persona que ejecutaría un plan defectuoso —contestó despacio Huo Mian. Por primera vez sonaba desconfiada.
