—No te lo había dicho porque no quería que te preocuparas. Después de todo, ella es tu sobrina... Descubrí que había vendido tus joyas y la confronté. Ella temía ir a prisión, así que volvió a comprar tus joyas. Luego, la eché...
—Con razón... Se fue con tanta prisa —Yang Meirong se entristeció; finalmente comprendía todo—. ¿Por qué haría eso? Fui tan buena con ella...
—Mamá, no vivimos en un mundo en el que siempre se trate con honestidad a los que fueron honestos...
—Tienes razón. Durante el año nuevo chino, le dije que le diera dinero y algunas cosas a tu tío. No puedo creer que después todo eso igualmente te difame... Qué niña tan desalmada.
—Olvídalo, mamá, no me importa. Hoy fui a una entrevista y expliqué todo lo que ha pasado. También pude promocionar los productos nuevos de la empresa, así que no provocó ningún daño. Pero, mamá, si viene a buscarte en el futuro...
—Ni siquiera la dejaré llegar a mi puerta —respondió furiosa Yang Meirong.
