—Quizá no me crea al principio, pero si lo repetimos las veces necesarias, quizás comience a creerlo lentamente... Hay un camino muy largo hasta alcanzar el corazón de Qin Chu. Mamá, yo soy paciente, solo me interesan los resultados. Estaré bien siempre y cuando Qin Chu sea mío al final. Estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario...
Los ojos de Song Yishi brillaron con frialdad, mientras que su madre frunció el ceño. No obstante, no pudo disuadir a su hija y tuvo que llamar a Qin Chu.
—¿Hola? —Huo Mian atendió el teléfono, ya que Qin Chu estaba tomando una ducha.
—Soy la madre de Yishi...
—Oh, ¿necesita algo? —Huo Mian tenía un tono cortés.
—Ah, ¿dónde está Qin Chu? Lo estoy buscando a él.
—Está en la ducha. Yo soy su esposa, puede decirme si necesita algo.
