—¿Quieres escuchar la verdad? —preguntó Huo Mian en voz baja.
—Por supuesto.
—De acuerdo, te diré la verdad. No te trato como enemigo, pero tampoco eres mi amigo. Si haces algo que me lastime a mí o a mi familia, entonces te volverás mi enemigo. Mi actitud hacia ti depende de tú actitud hacia la gente que quiero.
—Vaya, no deberías haberme dado una respuesta tan complicada. Tu cerebro es terrorífico —exclamó Huo Siqian con una sonrisa en su rostro.
Huo Mian no sabía si él estaba feliz con su respuesta o no. Lo que ella tampoco sabía era que cuando Huo Siqian vio a Huo Mian parada frente a él, sana, todas las nubes sobre él inmediatamente se fueron. Él sintió como si él sol brillara más y su vida valiera la pena de nuevo. Él no exageraba ni era meloso, pero eso era exactamente lo que había sucedido.
