—Solo estaba molestando a nuestros camaradas, Zhu Lingling y Gao Ran.
—¿Siguen discutiendo? —dijo Qin Chu, a quien normalmente no le interesaban los problemas de los demás, pero estaba estupefacto al ver cómo se trataban Gao Ran y Zhu Lingling.
—¿También crees que discuten? —preguntó Huo Mian.
—Y si no es eso, ¿qué?
—De acuerdo, pensamos igual. Pero creo que resolverán lo que sea que esté pasando pronto. La Señorita Zhu Lingling será incapaz de mantener el acto.
Las comisuras de los labios de Qin Chu se alzaron en una sonrisa, pero él se mantuvo en silencio. A donde sea que estuvieran yendo, quedaba lejos. Llevaban en la avenida por lo menos 5 horas. Durante el viaje, Huo Mian preguntaba si él no quería que ella condujera por un momento, pero él se negó cada vez.
