Huo Mian no podía recordar cómo logró dejar su departamento y tampoco cómo llego a la sala de emergencias del hospital.
El quirófano ya se encontraba cerrado y un grupo de gente se encontraba esperando fuera de la puerta cerrada.
Vio a su madre colapsada en una silla en el pasillo, destrozada con llantos desconsolados.
. —Mamá, ¿Cómo esta Zhixin?
—Oh, mi pobre Zhixin. Tienes que estar bien. ¿Cómo podría mamá seguir viviendo consigo misma de otra manera?
A pesar de no poder ver a Huo Mian, Yang Meirong continuaba lamentándose con los ojos cerrados.
Dos jóvenes enfermeras que se dirigían hacia ella con la intención de darle una reprimenda. Se sorprendieron al ver a Huo Mian.
—Huo Mian, ¿eres familiar del paciente también? —pregunto una.
Huo Mian asintió.
—Weiwei, ¿cómo está mi hermanito? ¿Cuál es la situación? —preguntó con el rostro pálido