¡Tangning le había dado una bofetada a Zhen Manni!
Desde el momento en que nació, Zhen Manni nunca había experimentado tal humillación. Entonces, tan pronto como regresó a la camioneta de su manager, lanzó dos bofetadas a la cara de Charlene. Sin embargo, esto no calmó su enojo.
La mejilla de Charlene se hinchó rápidamente. Como una persona con dignidad, al ser abofeteada de esta manera sin motivo, su corazón se llenó de tanta ira que corría por sus venas y por todo su cuerpo.
—¡Llama a Mo Ting de inmediato! ¡Si no, nunca podré tragarme el insulto que he tenido que aguantar hoy!
—¿Por qué el presidente Mo contestaría mi llamada? —preguntó Charlene mientras intentaba controlar su furia.
Zhen Manni lo pensó mejor y se dio cuenta de que Charlene tenía razón. Mo Ting no era del tipo que fuera a mantener una conversación con cualquiera, entonces, llamó personalmente a la oficina del presidente.