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—¿Pequeño Cuatro? ¿Pequeño Cuatro? —gritó aterrorizada.
Sin embargo, su mente estaba completamente vacía. La molesta pero aguda voz del Pequeño Cuatro ya no estaba allí.
Usó ansiosamente su poder espiritual para tratar de entrar en el espacio de aprendizaje. Sin embargo, cuando trató de entrar en él, fue rechazada. Su poder espiritual no podía ni siquiera acercarse a él.
—¿Qué está pasando?
El corazón de Ling Lan le dolía. ¿Iba a perder a su hermano menor, Pequeño Cuatro, después de perder a su padre?
—Pequeño Cuatro, Pequeño Cuatro, Pequeño Cuatro, respóndeme. No me asustes así. Pequeño Cuatro, ¡contéstame! —gritó en agonía en su mente.
En toda la dimensión del paisaje mental, sólo su llamado Pequeño Cuatro resonaba en él. Aparte de eso, no había otros sonidos. Ni siquiera Pequeña Flor hizo ruido.
