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Ling Lan frunció el ceño.
—¿No es esto malo para ti? Si la guerra empieza realmente y la situación se sale de control, serás un pecador en la historia.
—Ling Lan, nada está grabado en piedra. A veces, necesitamos tener el coraje de tomar riesgos. La Federación necesita la guerra. Yo también la necesito. Aunque no encontráramos pruebas contra Crepúsculo, habría ideado un plan para iniciar una guerra —respondió seriamente Ling Xiao.
—¿No quieres quedarte entre bastidores? Si todo el mundo centra su atención en ti, no serás capaz de empezar tu plan —entendió a su padre muy bien.
—Estamos un poco pasivos ahora pero no está mal. Lo que es mío será mío al final.
La mirada de Ling Xiao era confiada.
Ling Lan se relajó. Estaba segura de que su padre estaba bien preparado, pero seguía preocupada. La única manera de calmarse de su ansiedad era llamarlo.
