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—Jefa, ahora podemos convertirnos en un ejército independiente.
Pequeño Cuatro movió su pequeño trasero con entusiasmo cuando vio las recompensas.
—Cálmate. Todavía tenemos que ver si los Tres Grandes Mariscales aceptan nuestro avance.
Ling Lan no pensó que convertirse en un ejército independiente sería tan fácil. La fundación del Clan Meka Lingtiano era demasiado débil, incluso con la ayuda de su padre, no sería una tarea sencilla ser un ejército independiente.
—¿Nos quitarán nuestros méritos?
Pequeño Cuatro hizo pucheros.
—Por supuesto que no. Sin embargo, podrían hacerme una oferta que no pueda rechazar para que renuncie a esta idea voluntariamente.
Ling Lan nunca se atrevió a subestimar a esos viejos zorros astutos. Podrían tener algo con lo que amenazarla.
