El aspecto desanimado de Li Yingjie hizo que la sala se quedara en silencio nuevamente. En contraste con la preocupación de Wu Jiong, la expresión de Ling Lan era indiferente. Ella solo golpeó ligeramente la taza en sus manos con las puntas de sus dedos, como si estuviera considerando algo.
No mucho después, Lin Zhong-qing reapareció de la cocina donde había estado limpiando las cosas. Se acercó a Li Yingjie y colocó una taza de agua helada que aún irradiaba aire frío sobre la mesa de té. Comparado con antes, Lin Zhong-qing pareció bajar la taza bastante pesadamente: el sonido de la taza golpeando la mesa de té era fuerte y discordante.
—Tú también te estás riendo de mí, ¿verdad? —Li Yingjie se sobresaltó por ese ruido. Levantó la cabeza y miró a Lin Zhong-qing con los ojos enrojecidos, con una expresión terca al tirar esa pregunta al otro.
