—¡Hubieses dicho eso antes! —resopló Pequeño Cuatro con exasperación. Romper defensas o lo que fuera era un caso menor para él, era pan comido.
Con solo un pensamiento, Pequeño Cuatro atravesó las medidas defensivas establecidas por el capitán alrededor del ordenador central. El ordenador central contempló admirado a Pequeño Cuatro, abruptamente teniendo el deseo de abandonar a su maestro actual para seguir a ese sorprendente superior.
Pequeño Cuatro percibió los pensamientos del ordenador central y se apresuró a decir: —Aún no puedes moverte libremente, y tu capacidad de ocultamiento es deficiente. Una vez que te vayas, el personal de monitoreo lo descubrirá de inmediato. Es mejor que te quedes aquí y crezcas constantemente y te vuelvas aún más fuerte.
