¡Duele!
¡Duele mucho!
¡No puedo soportarlo!
El monstruo golpeó sus tentáculos contra el agua de mar sintiendo molestia. La "cuchilla" y el "pie" que se escondían dentro de su cuerpo temblaban, aparentemente asustados por la ira abrumadora.
Para el monstruo, los dolores no eran desconocidos.
Desde el momento de su nacimiento hasta su vida como un Ojo del Nido Seccional, el monstruo había librado numerosas batallas contra enemigos. Todo lo que había experimentado (lesiones, anexiones, evoluciones y dolores) mejoró y agudizó sus sentidos. Eran necesarios los sacrificios para absorber el poder mágico.
Pero no fue el dolor lo que molestó al monstruo. Era... una sensación que el monstruo nunca había tenido antes.