La cúpula del cielo, la luna sangrienta, las pinturas gigantes... Eran todas exactamente como lo describió Pasha.
Todo eso era extremadamente magnífico. No es de extrañar que lo llamaran Tierra Divina. Solo cuando estuvo aquí pudo sentir verdaderamente su inmensidad.
¿Fue esta una transmisión o tal vez una forma de controlar la mente subconsciente?
Roland se agachó para acariciar ligeramente el suelo. Parecía estar hecho de piedras pulidas, pero era tan suave como un espejo. Podía sentir tanto su frialdad como su dureza a través de sus dedos. Parecía que lo que veía era real, nada ficticio.
Debido a que antes había tenido experiencias similares en el Mundo de los sueños, que ya era extremadamente real, no se asustaría al ver esto.