En el momento en que Rubaka Bloodwhip salió de la cama, escuchó las noticias sobre el cambio en la propiedad del pequeño oasis en el noroeste.
—¿De verdad? —Sus cejas se fruncieron. Aunque también había visto destellos de incendios en el oasis, no esperaba que el clan Howling fuera destruido durante una noche. Intentó pensar en un clan recién establecido que poseía un poder tan impresionante, pero no podía nombrar a ninguno.
Rubaka le dio unas palmaditas a su concubina que yacía a su lado para que se vaya. Después de que la mujer se envolvió en una manta y se retiró, él se volvió hacia sus hombres y les dijo:
—Infórmenme qué fue lo que pasó.
—Sí, jefe. Según las personas que huyeron del oasis, parecía que el fuego no fue causado por el retador que estaba al acecho, sino que en realidad fue un fuego del cielo inducido por el Dios Padre...
