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Cuando Roland entró en la sala de estar, su atención se vio repentinamente atraída por la cortina de luz que abrigaba la mitad de una pared.
Los bordes de la cortina de luz emanaban una luz púrpura parpadeante, como si un pasaje que se conectaba con diferentes planos fuera excavado a través de la pared. Por otro lado, la escena era bastante oscura, que parecía una enorme cavidad hueca bajo el suelo. Los reflejos del río rojo que volaban en finas corrientes como telarañas, iluminaron las paredes rocosas y la cúpula, mostrando vagamente la antigua ruina y su silueta. A juzgar por el vívido efecto visual, no debería ser una ilusión acumulada, sino una transmisión en vivo transmitida desde decenas de cientos de kilómetros de distancia.
Un gigantesco monstruo con aspecto sarcomatoide y tentáculos extendidos, se enfrentaba a Roland. Una extraña voz sonó en la cabeza de Roland.