—¡He anotado el primer punto!
Andrea levantó graciosamente su largo cabello para sacudirse los copos de nieve, se volvió hacia Cenizas y dijo:
—Ahora te toca a ti transportarlo.
—Espera... ¿Por qué yo? —Cenizas miró fijamente a Andrea.
—Porque eres fuerte —dijo rotundamente —, esta es una competición por equipos y, naturalmente, tendremos que trabajar juntas. No olvides que representamos el honor de Isla Dormida. Si perdemos el partido porque fuiste demasiado lenta para mover a las bestias, lo informaré a la princesa Tilly.
—¡Victoria abrumadora! Ruiseñor, ¿viste eso? —Andrea miró con orgullo a Cenizas y sintió una inmensa satisfacción. Cenizas parecía disgustada, pero no tenía más remedio que agacharse y cargar con el inconsciente jabalí demoníaco.
Después de todo, Andrea no podría mover una cosa tan pesada.