Una voz femenina apareció directamente en la mente de Banach.
—Por favor, siéntete libre de hablar conmigo. ¿Qué pasó arriba?
En lugar de hablar, solo necesitaba susurrar en su corazón para dar con la respuesta. Encontró que aunque esta forma de comunicación era difícil de acostumbrarse al principio, en realidad era una forma más rápida y efectiva. Mientras tanto, también le resultó más difícil mentir de esta manera.
Banach le contó al Oráculo lo que había sucedido a través de sus pensamientos.
—Santo Oráculo, sucedió algo inesperado. No aceptaron la invitación del Embajador de Castillogris. Ese es mi error. No esperaba que les fuera tan difícil bajar la guardia.
El Oráculo no lo culpó, pero dijo con nostalgia:
—Es difícil predecir lo que piensa la gente. ¿Tiene alguna medida de reparación?