—Su Majestad, el Ayuntamiento no tiene problemas con este programa, pero... no necesitamos tantos maestros de secundaria, ¿verdad? —dijo Barov. Saber que Edith pronto se convertiría en un miembro oficial del Ayuntamiento, ponía a Barov un poco descontento, pero aún estaba concentrado en el tema de la discusión. Roland se alegró de ver esta reacción madura.
El príncipe marcó los otros trabajos que los estudiantes podrían hacer, diciendo que:
—No tienen que convertirse en maestros secundarios. Con una mejor formación en educación, pueden elegir convertirse en investigadores y gerentes en las plantas. Deben entender los principios detrás de las máquinas en lugar de simplemente saber cómo operarlas, deben saber cómo capacitar a los trabajadores, cómo mantener o, quizás, mejorar el equipo. El Ministerio de Educación debe hacer esfuerzos para convertir a nuestra gente en personal industrial. De lo contrario, no tendría sentido tener una gran población.